Al fuego eso
Desterrar el cemento de la piel. El dedal de los dedos. El
trapo de los ojos. Los escarpines de los pies. Desterrar la negación al vacío.
El instante de la duda. El Aquiles de seguridad. Desterrar la columna de la
historia. Las letras escritas. El cuento de los diarios inventados. Desterrar
la vida sin viajes. Los viajes sin historias. Las historias sin amor. Desterrar
la cordialidad del protocolo. El desprecio por lo viejo. La empatía de mentira.
Desterrar las manos que se aferran. Los domingos de ruido rancio. Las entrañas
que se quiebran. Desterrar a los debería de la pena. Que la pena sea solo pena,
en infinitivo sin potencial.
Desterrar a nosotros de nosotros mismos. Enterrar a nosotros
en un rayo de trueno. En la llama de una vela. En una gota de lluvia. Sembrar a
nosotros en la clorofila de un nogal. En la semilla de una manzana. En la rama
de una vid. Fecundar en la pulpa de una uva, en un trago de vino. Nacer en el
viaje por una lengua que más tarde va a hacer el amor.
Juliana Biurrun
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