Sobre la belleza
La bondad embellece a la gente y cuando un sujeto es capaz
de percibirla en alguien más, su nivel de parcialidad aumenta hasta que
inevitablemente, se convierte en alguien bello para esos ojos (no
necesariamente atractivo). Para que esto suceda no es necesario compartir un
nivel profundo de conocimiento, sólo alcanza con sentir la vibración que emana
esa persona desde la mirada y el tono de su voz.
Los parámetros tan distorsionados sobre este tema que
conviven en el colectivo cotidiano, chabacano y superficial, alisan las psiquis
de montones de señoritas que se deprimen cuando ven que su cola tiene forma de
cuadrado y no se parece a las manzanas que salen por TV. En este falso
paradigma mediático que propone a la belleza superficial como una especie de
“valor supremo” (y donde los egos que las portan se vuelven intocables por
hermosos), se deforman las bases en los modos de relación para con los demás y
la manera en que se presentan ante el mundo.
Los métodos de atracción más básicos,
como los autos tunning, las remeras apretadas, las risas falsas y los excesos
de push up, generan tribus que se imantan entre sí con otros
especímenes tan aferrados como ellos mismos a esa presunción absurda de
atractivo.
La gravedad del asunto radica en que la búsqueda de
seguridad personal justificada en ese costado, debilita a los protagonistas en
su centro y como consecuencia, enflaquece las raíces de vínculos que podrían
surgir alrededor.
La belleza es en parte resultado de lo que vive natural sin
pretensiones de exacerbación, de la percepción propia de uno mismo y su
consecuente repercusión en los demás. Se encuentra en ideas y palabras, en
talento y creatividad para la actividad que sea, en seres pensantes que buscan aportar algo de sí para suavizar el caos y estimular los cambios.
La belleza vive en lo que se conoce campechanamente como la
buena gente. Por eso los agraciados nacidos con buen porte, deberán saber que
en él no concluirá la búsqueda y que el hacer abuso de su condición, podrá
derivar en el perjuicio de lo efímero y el placer cercano; ese que caduca
cuando se apaga la luz (o se deja prendida) y las palabras, sólo las palabras,
se erigen como columna del encuentro.
Hasta la próxima!
Ju
Excelente Juli ! Muy bueno me gusto mucho!!
ResponderEliminarHasta el proximo ! ;)
Es bellísimo lo q escribiste!!
ResponderEliminarGrande Ju!