Los interactivos*
Como
el arena que rodea los oasis. Absorben cualquier pizca de humedad que ose
acercarse.
El
poder de captación se predispone por bajada innata como inversamente
proporcional al avance de la edad. Dicho en Lengua: según la idea colectiva, ¿médica
y psicológica?, a más grandes, más tiempo lleva aprender; a más chicos, más
libres y perceptivos, intuitiva e instintivamente. En lo último estamos de
acuerdo.
Pero
los interactivos quiebran la regla. Se erigen militantes de los propios tiempos
y del paso obligatorio por cualquier placer que dispare los sentidos. Caminantes
de una vía lúdica, conscientes de la fuerza en la curva del río. Distanciados del
anclaje innecesariamente temprano. Practicantes del amor y la fé poética,
lectores de Dolina y Fabián Casas, de las crónicas de Cicco y el blog de
Galeano en los ratos libres.
Interactivos
libres y comprometidos con la elección de libertad, atados a las convicciones
del tipo que sean. Sin tribu, sin clase; ni color, barrio o avenida. Ese lazo los
impulsa como zombies cuando sienten el olor de los vivos. Es la conciencia de
libertad que persigue su instinto.
Hasta una próxima noche de desvelo
Juli
Juli
- Foto y edición de Andrea Jara
*Los y las
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