Cabezones en Neuquén: De garra y aguante corazón

La banda santafesina Cabezones volvió en formato eléctrico a Neuquén y se presentó el domingo 12 en Teatro el Viento junto a las locales Eskulapio y Mitosis, ambas agrupaciones en trabajo de producción y lanzamiento de nuevo material. 


         El recital tuvo un contenido emotivo bastante importante. Después de las regionales, el show arrancó con algunos pares de manos aplaudiendo a ritmo sostenido entre el silencio que abandonaba el lugar. Cabezones ya estaba sobre el escenario y César Andino – único integrante original - firme prendido al micrófono. Como una ola expansiva de empatía el choque de palmas se metió en el estómago, lo menos a mí, que ese tipo de cosas a veces me emocionan. Fue una gran combinación para dar puntapié a un recital: Rock, fidelidad y corazón. 

Después de casi cuatro años sin editar un disco - y tras recorrer clásicos de su discografía - Cabezones presentó un tema adelanto del que saldrá en abril, ante lo que  Andino pidió encarecidamente que ninguna cámara o celular maleducado capturen el sonido. “Si veo algo en Youtube nunca más vuelvo a Neuquén”, enfatizó con buena onda. La canción titulada “Nada más”, responde a una fórmula perfectamente triunfante en la música: Power, combinación de palabras agradables al oído y una melodía pegadiza repetida varias veces. Después del tercer estribillo ya cantábamos todos aunque no conocíamos el tema. Esta es la línea aparente de lo que Cabezones se trae como resurrección.

En un corte hacia el final de la canción César incluyó unas palabras, “después de estos años tan complicados, con tantas operaciones, después de tanto tiempo… ahora sacar un disco y presentar un tema nuevo es…”. Silencio, no había nada más que decir. Esta vida tiene muchas vidas y todo lo humanamente superable se puede superar si así se desea.

Ellos entre nosotros

Estábamos un poco sentimentales ya pero, como escribí una vez, debió ser por la luna casi llena y súper brillante que iluminaba el cielo. “Para mi amigo del alma”, dijo Andino con el índice hacia arriba cuando “Plan B, Anhelo de satisfacción” empezó a sonar (tema de Massacre, versionado por Catupecu Machu y reinterpretado por Cabezones). Esta canción fue el primer corte de difusión del disco “El número imperfecto” de Catupecu luego del accidente que sufrieron su bajista, Gaby Ruiz Díaz, y el líder de Cabezones. Punto piel de gallina, canto y grito con onomatopeyas dedísticas a la par del ritmo. Sí, el rock se te mete en la piel, y más cuando viene con carga extramusical. 


         “¡Vamos a cantar bien fuerte para que nos escuche Gustavo!”, y arrancó el riff de Persiana Americana. Entonamos fuerte, muy fuerte, tanto que la imagen de Cerati se apareció como un holograma en nuestra imaginación. Él estuvo ahí, junto al ángel terrenal que se volvió luz de estrellas hace unos días. Y con su música Cabezones se despidió. “Rezo por vos” de Luis Alberto Spinetta y García trajo al Flaco a flotar  un rato entre nosotros. 

Qué romántico que resultó este texto. Será que las tardes de lluvia y el recuerdo de los grandes nos ponen así.

¡Hasta la próxima!

Juliana D. Biurrún

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