En el Día del Trabajador: Los músicos neuquinos y su laburo oficial

El trabajo oficial y el soñado, actividades indisociables en la vida del artista al que el rédito del arte no le alcanza para llenar el estómago

En Neuquén el circuito artístico es cada vez más amplio y ecléctico. El movimiento cultural independiente floreció como loco en estos últimos cuatro años, por estimar un tiempo. Montones de creadores autónomos que siempre estuvieron pero no se veían tanto, comenzaron a mostrar sus trabajos y a abrirse un entorno más allá de las pequeñas tribus. Las nuevas tecnologías, en entiéndase Facebook, Twitter y todos sus colegas, colaboraron con esto. Sin subestimar el trabajo de hormiga, comenzamos entre todos a convertir a Neuquén en una, o La Capital, de la cultura independiente del sur. Ésta es la consecuencia de una causa de lo más simple, “cuando hay voluntad hay diez mil recursos, pero cuando no hay voluntad hay diez mil excusas”. Y si hay algo en Neuquén - además de quilombos - es voluntad por generar. 

Músicos, teatreros, diseñadores, fotógrafos, escritores, realizadores audiovisuales. Todos forman y formamos parte de una juventud pujante que no se encierra en las limitaciones de la burocracia, sino que con recursos caseros buscan expandirse en un mundo que nadie tiene conquistado y en el que todos tenemos todo por ganar. 

Puntualizando en el universo musical, están quienes viven cien por ciento de lo que la música genera (la docencia, por ejemplo) y los que viven de ella espiritualmente y financieramente de otras responsabilidades. Ésta es la representación de la dialéctica entre el trabajo oficial y el trabajo soñado. ¿Qué no daría cualquier músico por llenar su panza con canciones y sus bolsillos con quimeras? El ser músico es un trabajo al que la legislación todavía no le da de comer, por eso los llamados “trabajos oficiales” aparecen para llenar ese vacío. Incluso las bandas y artistas que trascendieron el under y llegaron al mainsteam del mercado, en sus comienzos vivieron de laburos oficiales que les permitieron solventar todo el resto. 

Días de oficina y noches de vuelo con sabor rock. En vísperas del Día del Trabajador, vamos a citar algunos ejemplos antagónicos de la cantidad enorme que hay acá, a modo de pequeño homenaje para todos aquellos que con trabajo de hormiga hacen que crezcamos como ciudad referente en este lugar que alguna vez se llamó “el karma de vivir al sur”.


Walter Cuevas es un cantautor neuquino que se la pasa recorriendo pueblitos cercanos, colaborando con otros músicos y organizando presentaciones  autogestionadas entre él y su trío. Es un trabajador oficial de la música, pero durante la mañana lo podés encontrar en una escribanía de calle Rivadavia. Con lo que gana ahí alimenta a sus hijos y con la energía que recolecta de cada función les imprime una enseñanza de vida: Nunca dejar de hacer lo que te hace feliz.

Rafael Fidanza es un joven cipolleño que tiene un estudio de grabación en el patio de la casa de su vieja. Es un sucucho en el fondo donde tiene un cabezal de viola traído desde Alemania y por el que pagó fortunas juntadas peso a peso en el ahorro de su laburo oficial. De día o de noche, depende la ocasión, gestiona el funcionamiento de una estación de la ciudad vecina y, cuando le queda rato libre, ensaya con su banda Tyrano o se encierra en su estudio a grabar y producir con algún grupo. Reparte sus días entre lo que le da el billete y lo que le genera placer. 

Andrea Braun es una rockera de Neuquén que integra la única banda de mujeres de la región. También se levanta cada mañana entre las siete y las ocho para ir a su trabajo oficial (según ella, muchas veces tarde y sin lavarse la cara) en un organismo provincial donde se desempeña como secretaria de abogados. Ella es Técnica en Informática y guitarrista, una hacedora cultural que recorre y participa de cuanto evento haya. Su laburo oficial le permite comprarse cada pedal nuevo que necesite para meterle rarezas a la viola, y su trabajo en el arte se alimenta de cada mañana cuando suena el despertador y ella, con la resaca del rock, sale como una lady a cumplir con su otra obligación. 

Luis Ferri es uno de los bajistas con más trayectoria activa en la escena regional. Actualmente integra la banda La Estafa Dub y es uno de los dueños del estudio de grabación “La Toma Records”. Pero también es un padre de familia que de lunes a viernes, a veces los sábados y domingos, emprende un viaje por la ruta de la cigüeña petrolera para solventar los demás aspectos de su vida: Su casa, su hijo y su música. Todos los trabajos conviven en una aparente armonía en la que ninguno podría estar completo sin el otro. Como músico de antaño resultaría difícil en extremo el pensar en abandonar los grabes, y como fanático de los grabes, no podría disfrutarlos sin el resto que los respalde. 

Fabián Tonelletto es otro bajista activo de la región. Pero además de marcar el pulso en su banda, lo lleva en el movimiento financiero de su vida académica y laboral. Casi recibido de la carrera de Administración de Empresas y laburante del Colegio de Contadores, divide sus días entre horas de ensayo y de oficina. Todavía familiarmente independiente hay lujos de locuras que se puede dar, pero a la vez, sus pasiones artísticas las puede bancar porque tiene otras responsabilidades que le ponen los recursos en el bolsillo. 

El laburo oficial y el laburo soñado, actividades indisociables en la vida del artista al que el rédito del arte no le alcanza para llenar el estómago, pero el rédito del estómago tampoco le alcanza para llenar el corazón. Cursi pero bastante real. Ojalá que algún día el hacerla sea retribuido para todos por igual con el respeto que la actividad merece. Porque ser músico, también es un trabajo.

¡Hasta la próxima!
Juliana D. Biurrún

Nota publicada en el sitio www.comahuerock.com.ar 

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