El día en que Facebook llegó al extremo de lo bizarro

Se preguntarán por qué mezclar un escrito sobre Facebook en un blog de cultura, y la respuesta es simple. La incursión de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, sumado al uso abusivo y hasta adictivo de los usuarios de las redes sociales, las convirtieron en una especie de vedettes en la actualidad . Ellas no hicieron más que dar vida a personajes como Cumbio (quien fuera la reina de Fotolog) para almorzar con Mirtha Legrand, aparecer en todos los medios, y como si fuera poco, contar con la suerte de publicar un libro. La ironía siempre presente, disfraza de banal a la elección de capacitarse por un futuro digno. 

 En relación a esto, hace poco me encontré con lo que me pareció una situación de bizarrez extrema. Tiempo atrás había sucedido lo mismo con la difunta Romina Yan (actriz), cuando decenas de saludos post mortem colmaron el muro de su Facebook.

Hace unos días aparecieron entre mis "amigos" dos fotos iguales de la misma persona: Un antiguo compañero de facultad. Me llamó la atención y acto seguido, entré a su perfil sin saber lo que me esperaba. Él había fallecido ese mismo día. 

El panorama en la pantalla era de una batahola de mensajes de condolencia; y citas como, “que descanses en paz”, “lamento no haber podido ayudarte”, tuvieron el poder de ponerme la piel de gallina. No sólo por el impacto de la noticia eternamente triste, sino por el extremo al que había llegado la influencia de las redes sociales en las relaciones interpersonales,  vida cotidiana, cultura y costumbres. Como ya escribí en líneas previas, fue sumamente bizarro conocer la noticia por ese medio.

           Aquellos mensajes seguirán allí, plasmados en una lápida cibernética como el muro de los lamentos eternos. Hasta que Facebook destruya su imperio; o hasta que algún interesado reaccione al respecto. 

Y así volvemos al origen del texto...
La cultura actual no es un término independiente y disociable. Es cibernética y estará atrapada por siempre entre las telarañas de la web.

Hasta la próxima

Juliana D. Biurrún


Comentarios

  1. pareciera que hoy nos invade una gran tristeza, un gran aburrimiento, una falta de motivacion, o no se que, no quiero ser absolutista, aunque muchas veces tengo impulsos asi, quiero creer que podemos transformar las cosas, no quiero dar de baja internet y volver atras, aunque muchas veces lo pienso, si está, se puede transformar, creo que tenemos que aprovecharlo para investigar, denunciar corrupcion, para invitar a la reflexion, debatir, facebook parece sostener lo banal y la estupidez, o somos nosotros mismos los que sostenemos eso???

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  2. Somos nosotros mismos, los usuarios, quienes contribuimos a sostenerlo, pero depende siempre del uso que le demos. Creo que las redes sociales son unas aliadas increíbles si se las sabe usar y si se hace algo productivo con ellas. Cada uno elige el límite de lo que expresa, y cada uno elige también lo que consume. Y ahí aparece lo triste, en que personajes como Cumbio hayan tomado tanta relevancia, en que sitios como Facebook muchas veces se conviertan en nidos de puterios o en lápidas cibernéticas. Eso habla de nosotros como sociedad y como consumidores de cultura chatarra. Y ahí está también el desafío, en trascenderlo e invertir su efecto, buscar generar algo productivo de todo esto.

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  3. Hablando de cosas bizarras, me dio cosa este comentario en facebook,(entre tristeza y bizarrería je)
    "COMO ES MI CUMPLE Y LA VERDAD ME SIENTO UN POCO SOLO PUEDEN SALUDARME A ESTE NUMERO SI LO DESEAN ...0299 155(etc)...."

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  4. Es más triste que bizarro diría yo... No conozco a la persona que lo dejó, pero no creo que mensajes de desconocidos le vayan a levantar el ánimo...

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